En mercados dinámicos, la confianza se construye con resultados sostenidos y decisiones estratégicas de largo plazo. La autorización de la Superintendencia General de Valores de Costa Rica (SUGEVAL) a Latin American Kraft Investments Inc. (LAKI) para la inscripción y oferta pública de su Programa de Bonos Corporativos representa un paso relevante para la región. No solo habilita un instrumento sólido para inversionistas, también abre la puerta a un modelo de financiamiento vinculado a operaciones industriales reales.

El Banco de Costa Rica (BCR), como entidad estructuradora, aporta experiencia y respaldo institucional. Su participación permite que el capital fluya hacia compañías que operan con estabilidad, capacidad comprobada y visión de largo plazo. Para SigmaQ–LAKI, esta autorización además de ser un hito financiero, representa la evolución natural de un modelo operativo que ve el capital como energía productiva: impulsar soluciones industriales de empaques, fortalecer cadenas de suministro y abrir espacio para la innovación responsable.

La emisión responde a cuatro pilares que guían la estrategia corporativa:

• Innovación, mediante inversión en capacidades técnicas y procesos que permitan empaques de mayor desempeño y menor huella ambiental.
• Excelencia, con integración operativa que garantice consistencia en plantas y mercados.
• Responsabilidad, orientada a fortalecer empleo, desarrollo local y proyectos sostenibles.
• Confianza, basada en cumplimiento normativo y transparencia.

Como lo resume Mario Marroquín, VP Corporativo de Finanzas:

“Nuestra visión es simple: se trata de invertir con disciplina para mejorar desempeño y sostenibilidad. Este programa de bonos nos permite sostener ese rumbo y respaldar cada proyecto con hechos y crecimiento en la región”.

El acto de toque de campana en las oficinas del BCR simboliza el inicio formal de esta etapa. Más allá del aspecto ceremonial, refleja una convergencia entre instituciones financieras, regulación robusta e industria productiva.

La emisión de LAKI reafirma que el mercado de capitales puede acompañar el desarrollo regional cuando se prioriza responsabilidad, visión y propósito. Porque la influencia positiva no se declara; se construye con decisiones que generan confianza en cada paso.